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Más de dos millones de personas en Galicia. Son los destinatarios del servicio de TEN en materia de economía circular gracias a su trabajo de valorización de residuos, una actividad que nació fruto de la inquietud de investigadores, empresarios y administraciones públicas por solucionar un problema ambiental derivado de la antigua explotación de la mina de Touro.

“En TEN utilizamos lodos procedentes de depuradoras, cenizas de calderas de biomasa o escorias como materia prima para fabricar suelos y fertilizantes orgánicos”, subrayó el director de Tratamientos Ecológicos del Noroeste, David González, durante su intervención en el seminario online organizado por la Cámara Oficial Mineira de Galicia, en colaboración con la Xunta a través de la iniciativa Minaría Sostible de Galicia, bajo el título “Casos de éxito de restauraciones mineras”.

La actividad de TEN, supervisada por organismos públicos tanto relacionados con la producción de suelos y fertilizantes como con el control de sus sistemas y efectos, se centra en el proceso de compostaje al que somete los residuos recibidos en la planta de 60.000 metros cuadrados ubicada en los terrenos de la propia mina. En un inicio se fabricaron suelos para restaurar la mina y ahora se fabrican también fertilizantes que han permitido, con el paso de los años, restaurar los suelos degradados y participar en proyectos externos a la mina como la restauración de las escombreras de la construcción de la línea del AVE que une Madrid y Galicia, la recuperación de suelos degradados por incendios e incluso la fertilización de los cultivos del Albariño en las Rías Baixas.

David González, director de TEN, durante su intervención.

Una apuesta por la I+D para la recuperación de la biodiversidad

La aplicación de los tecnosoles colabora en la recuperación de toda la cadena trófica en Touro. “Primero conseguimos recuperar vegetación, luego llegaron los insectos, posteriormente las aves y, actualmente, podemos afirmar que se ha recuperado todo el ecosistema de la zona”, explicó González asegurando, además, que “el problema ambiental de hace veinte años”, relacionado con la acidez de las aguas como consecuencia de la antigua explotación, está solucionado. En este sentido, tal y como expuso el director de TEN, “los últimos estudios realizados sobre el río Ulla concluyeron que no hay afección química ni biológica en sus aguas”.

Pese a los datos, el proyecto de reapertura de la mina de Touro genera miedos y discrepancias que, con la información pertinente, podrían resolverse. “Mediante la gestión de los lodos procedentes de las depuradoras evitamos que haya vertidos y que la Ría de Arousa acabe contaminada. Desde TEN cerramos el círculo al utilizar los residuos que se generan en la propia ría restaurando la mina, corrigiendo los problemas que sufría antiguamente el agua e incluso fertilizando los cultivos del Albariño”, concluyó González.

La experiencia de TEN en el proceso de restauración de la Mina de Touro compartió espacio con casos de éxito de restauraciones mineras como el de Meirama o As Pontes y experiencias en canteras de pizarra, áridos, granito, cuarzo y cerámica. Una jornada en la que también fue puesto en valor el patrimonio histórico y el paisaje gallego a través de intervenciones como la de Crecente Asociados, en la que su director, Mario Crecente, habló del caso del Balneario de Lugo, o la del catedrático de la Universidad de Vigo Javier Taboada, que presentó La Guía del Paisaje de Galicia.